lunes, 17 de mayo de 2010

Jardín japonés, jardín cubano



En relación con el post anterior, y específicamente con sus dos últimos párrafos, Amaury García Rodríguez me envía estas imágenes de las instalaciones del artista cubano Carlos Garaicoa para la Sexta Bienal de La Habana, celebrada entre mayo y junio de 1997. La primera se titula "Jardín japonés" y toma como referencia el karesansui ; la segunda, "Jardín cubano", y lo que toma como referencia está de más decirlo.

Con respecto al término "jardín japonés" únicamente quisiera observar que, independientemente del modo en hayan sido recreados, no existe un sólo tipo o estilo; el del Jardín Botánico Nacional parece caer, por ejemplo, en la categoría de kaiyuushiki teien o, acaso, más estrictamente, en la de chisen kaiyuushiki teien. (Particularmente en la recreación del karesansui, una de las piezas contemporáneas más afamadas es la realizada por Arakawa Shusaku y Madeline Gins dentro de su amplio proyecto Reversible Destiny)

El "Jardín cubano", por su parte, ha sido excelentemente comentado y ficcionado por Antonio José Ponte en Un arte de hacer ruinas, La fiesta vigilada y el documental Arte nuevo de hacer ruinas. Y teorizado (involuntariamente) por Kevin Lynch en Echar a perder. El tema toca algo que he venido trabajando colateralmente desde la optica de la cultura visual: la imagen no convencional en los imaginarios (oficiales o no) de la ciudad, asi como la inclusión de la vulnerabilidad y el riesgo como categorías habituales para el análisis de cualquier imagen arquitectónica y urbana.  

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