sábado, 7 de agosto de 2010

Marilyn, Di Maggio y el Hotel Imperial




Releyendo al gran Gay Talese -su magnífico retrato de Joe Di Maggio- reparo en que fue Tokio la ciudad escogida por Jolting Joe y Marilyn Monroe para su luna de miel. Al parecer, la visita de la artista a las tropas norteamericanas en Corea, así como la reacción de Joe a ella, dejó en segundo plano el recorrido de la pareja por Japón, al menos después del regreso de Marilyn. De los varios y casi coincidentes relatos sobre la apoteósica llegada de Joe y Marilyn a la capital nipona me ha llamado la atención la observación de Richard Ben Cramer, en su Joe Dimaggio: The Hero's Life (pp.356-357), acerca de los “embates” sufridos por el Hotel Imperial, donde ambos se alojarían:

In the forty years since Frank Lloyd Wright designed the magnificent stone pile (and personally supervised its construcción) the Imperial Hotel had withstood (without one broken teacup) an earthquake that leveled much of old Tokyo and American bombing during World War II. But it would not survive unscathed the arrival of Marilyn Monroe. Two hundred Tokyo policemen guarded the hotel doors. But thousands of fans from the parade route had been denied their glimpse of the Honorable Buttocks- Swinging Madam (as Marilyn was known in the Japanese Press)… and they could not be held back. They trampled through the koi ponds, broke the hotel´s revolving doors, and –when those were jammed – crashed through the plate glass windows on either side. They were in no mood to be shooed away. They ringed the hotel, shouting her name into the icy night –until Marilyn (a bit snappish herself, by that time) was forced to make appearance on a balcony (“like I was a dictator o something”, as she said) to wave, and blow kisses –by which gestures the crowd was calmed.



En realidad, la mítica indemnidad del Hotel Imperial -al que me habré referido en otras ocasiones- durante el Gran Desastre de Kantō (el terremoto al que se refiere Cramer) no fue ni mucho menos tal. No obstante, resistir un terremoto de casi ocho grados, librar los siniestros que le acompañaron y funcionar, además, como refugio, le convirtieron, desde el mismo día previsto para su inauguración, en símbolo de la ciudad; rango, circunstancial y acaso inmerecidamente sublimado por el colapso del Doce Pisos de Asakusa, emblema de un Tokio que aún era Edo y que el gobierno japonés, escudado en su supuesto intento de “moralizar” el desarrollo moderno de la “capital imperial”, estaba empeñado en destruir. Dañado nuevamente durante el bombardeo de Tokio, en 1945, el Hotel Imperial sobreviviría apenas una década después de la visita de Marilyn y Joe. Fue desmantelado en 1968, en parte, precisamente, por las deficiencias de su estructura antisísmica, y su lobby trasladado al magnífico museo de Meiji Mura.


2 comentarios:

  1. Un saludo desde la revista de traducción y divulgación de literatura oriental Gran Garabaña. Lo invitamos a visitar nuestra primera edición en la que tenemos un especial de literatura japonesa: www.grangarabana.com

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  2. Hola Grangarabaña, muchas gracias por el aviso.

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